15 Dic Enfisema pulmonar
Llamamos enfisema a la destrucción del tejido pulmonar, cuya causa más frecuente es el tabaquismo.
Anatómicamente, los pulmones están conformados por innumerables sacos aéreos microscópicos: los alvéolos pulmonares. Son pequeñas bolsitas rellenas de aire (que les llega a través de los bronquios) con una trama de finos vasos sanguíneos (capilares) transcurriendo por sus paredes.
Los alvéolos son el lugar donde entra en contacto el aire que respiramos (contenido en su interior) con la sangre que circula por los capilares (que se ubican por sus paredes) produciéndose la oxigenación de la misma.
La inhalación de el humo de tabaco provoca la rotura de las paredes de los alvéolos. De este modo da lugar a cavidades huecas (sin tejido pulmonar ni capilares sanguíneos que oxigenen la sangre) que es lo que denominamos enfisema.
Es por ello que paralelamente a la destrucción de los alvéolos se reducirá la capacidad de oxigenación de la sangre y por lo tanto su principal síntoma será la aparición de una dificultad respiratoria (disnea) progresiva con esfuerzos físicos cada vez menores y finalmente incluso en situación de reposo.
El enfisema pulmonar es irreversible. No disponemos de tratamientos que regeneren las áreas pulmonares destruidas. Los broncodilatadores inhalados o la oxigenoterapia (en las fases graves de la enfermedad) tan sólo alivian la sensación de falta de aire.
En fases finales de la enfermedad la única solución será el trasplante pulmonar.
El abandono del tabaco es la única medida capaz de frenar su progresión.
Bibliografía para pacientes: